jueves, 19 de enero de 2017

Pienso lo que quiero

Realmente ante cualquier situación que nos ocurre cada uno le da su versión, su sello.
Ser objetivo es difícil, puesto que todos y todas ponemos de nuestra cosecha, unos más que otros.
Lo que trae consigo el problema es cuándo lo transformamos  y le damos una malformación total.

Estamos tan ofuscados en nuestras cosas que sólo vemos nuestro ombligo. No podemos o no queremos, ni por un instante, asomarnos al lado del otro para ver su perspectiva. Ni siquiera cuándo tenemos que hacer algo en común. Casi siempre, barremos para nuestro lado sin importarnos  lo que pienso la otra parte.

Nos pasa a todos, por mucho que hablemos de que no lo hacemos, de que somos muy sensibles, de que ayudamos siempre, etc. Todos lo hacemos,

Te haces tu película sobre la situación que  ponía antes e intentas atraer a tu guion a las personas que necesites para desarrollar la película, para que participen contigo.

En ocasiones, tu argumentación es convincente y caen en tus redes. Las atrapas y empiezas a rodar tu película. Todo va sobre ruedas.

Pero, qué ocurre cuándo se dan cuenta de que ha ocurrido un malentendido, que nos hemos montado una película?

ahí hay que dar la cara, deshacer el entuerto, sin rencores, sin culpas, sin criticas, sin nada. Simplemente aclarar la situación y decirle a esa persona que se ha montado un best seller, qué está equivocada. Y resolver el final de la mejor manera posible, dejando claro tú postura.